Una vez más, la Aduana llega tarde para clarificar un hecho y en defensa de su personal. Esta vez, tan tarde que en el medio se suicidó el guarda Omar Ramírez, paradójicamente uno de los pocos hombres del organismo que vivía en un barrio humilde (San Franciso Solano) y no tenía automóvil propio. Además, en esto no hay grieta dentro del organismo, pues en la reunión que terminó de definir la ampliación de la denuncia estuvieron la titular de la Aduana, Silvia Traverso; el subdirector de Técnico Legal, Germán Muiño; el director de Investigaciones, Augusto Catoggio; y el primer reemplazante en la dirección de la Aduana Buenos Aires, Gustavo Javier Araujo. Para esta ampliación de denuncia tardía no hubo grieta: Traverso y Muiño la ordenaron; Catoggio, que tiene a parte de su equipo fogoneando internas contra Muiño, la firmó, en tanto que Araujo fue casi obligado a ser un portanombres.
El primer hecho de toda esta saga se dio el 20 de abril, cuando la Policía Federal encontró en el hall de la sede central de organismo un bolso con documentación de un despachante (Pablo Monet), un exportador para el cual éste trabaja en exclusividad (HV S.A.) y el sello de cuatro agentes del organismo: Javier Fabián Lacentra, Martín Antonio Toledo, Omar Ramírez y Sandra Zotta. En lugar de investigar mediante un sumario, el subdirector Muiño decidió rápidamente presentar una denuncia ante la Justicia Federal, lo que fue considerado por el mundo aduanero como apresurado y fuera de los usos y costumbres, tal como se explicó en una nota anterior de Minuto de Cierre: https://www.minutodecierre.com/nota/2022-5-5-23-20-0-la-denuncia-de-german-muino-que-provoco-el-suicidio-del-guarda-aduanero-criticada-por-sus-errores-y-apresuramiento.
Aunque la carátula de la denuncia apunta al empleado del despachante –“Soja, Andrés Fernando sobre falsificación de sellos”-, el hecho que los cuatro aduaneros investigados –mediante un sumario interno- prestaran servicio en la exportación del frigorífico HV S.A., tendió sobre ellos un manto de sospecha que derivó –falta de contención mediante- en el suicidio de Omar Ramírez.
Hace algunos días, en una ampliación de denuncia a la cual accedió Minuto de Cierre, se deslindan de responsabilidades a los empleados de la Aduana, y se apunta sobre los enriquecidos despachante y dueño del frigorífico, que además son amigos desde hace muchos años. Según el documento firmado por Catoggio y Araujo, la comparación entre los sellos hallados en el bolso y “los permisos de embarque incorporados a las presentes actuaciones, permitirían constatar que las firmas ológrafas impuestas en el reverso de aquellos documentos no coincidirían con las que constan en los legajos electrónicos personales de los nombrados agentes”.
Esa misma frase, en la denuncia original, podría haber evitado el suicidio de Ramírez. Sin embargo, Muiño hizo lo más fácil y rápido para él, dejando además esta “enmienda” tardía en la firma del director de Investigaciones y un funcionario de la Aduana de Buenos Aires. En la posición de Catoggio, donde por ejemplo se le escapan toneladas de cocaína rumbo a Europa, sumado al conocimiento por parte de Muiño –radiopasillo mediante- de las internas que arman sus subalternos, no podían negarse a firmar aquello que le ordenaron el subdirector de Técnico Legal y la jefa del organismo.
Apunten a Monet y al frigorífico: mercaderías "sin control”
En otra parte de la ampliación de denuncia, se apunta un hecho que no es común en la Aduana: “inconsistencia en servicios extraordinarios”. Es decir, los empleados que cumplen los mismos en el frigorífico HV S.A., y que cobran un apetecible sobresueldo por ello, no son los autorizados por la Aduana para ello. Los servicios extraordinarios son la vía legal que tienen los aduaneros para estirar –duplicar o triplicar, inclusive- sus sueldos. En el caso de este frigorífico, una situación que se le escapó tanto a Recursos Humanos como al área de Investigaciones, conducida por Catoggio.
De esto surgen, según la ampliación de la denuncia, que las exportaciones de HV “fueron intervenidas por agentes aduaneros a pesar de no contar con la habilitación correspondiente (…), por lo que cabe concluir que las mercaderías amparadas por dichas operaciones pudieron haber egresado sin el debido control aduanero, valiéndose para ello de los accesos al sistema Malvina así como del empleo de los sellos”. Este párrafo compromete seriamente al frigorífico, tanto en esta causa como en otra posible que tramite en el fuero penal económico.
En las conclusiones de la denuncia se reafirma y reitera el concepto de la falta de control, que podría devenir en figuras penales. Allí se dice explícitamente que la Dirección de Coordinación y Evaluación Operativa Aduanera "entiende que lo actuado importaría una clara violación al debido control aduanero toda vez que -en estos casos descriptos- el referido control es llevado a cabo por una persona diferente de la que fuera oficialmente designada, arrogándose de este modo una función que, para tales operaciones, no se encontraba autorizada por el Organismo".